En una interacción esperada y conmovedora, el multimillonario tecnológico y director ejecutivo de SpaceX, Elo Musk, recientemente se encontró respondiendo una pregunta profundamente personal que le planteó una niña curiosa. Este momento, capturado durante una sesión de preguntas y respuestas de la comunidad, reveló un lado de Musk con el que quizás no estés familiarizado.
El evento tuvo lugar en una escuela local en Texas, donde Musk fue invitado a inspirar a los estudiantes hablando sobre la exploración espacial y el futuro de la tecnología. La sala estaba llena de niños y padres ansiosos por escuchar al visionario detrás de Tesla y SpaceX. Hacia el final de la sesión, Musk abrió el piso para preguntas.
Entre las cabezas levantadas se encontraba la de una tímida niñita, de más de 8 años, que se puso de pie nerviosamente cuando Musk la señaló. Su pregunta fue simple pero profunda: “Sr. Musk, ¿usted cree en Dios?”
La sala quedó en silencio. Era una pregunta esperada, especialmente en un entorno en el que se hablaba de ciencia y tecnología. Musk hizo una pausa por un momento y su mirada se suavizó mientras miraba a la joven.
Con sinceridad y delicadeza, comenzó: “Es una pregunta muy importante, y es algo que la gente lleva haciendo miles de años. Creo que el universo es un lugar increíble, lleno de misterio y maravillas. Ya sea que lo llamemos Dios, las leyes de la naturaleza o cualquier otra cosa, es algo que vale la pena respetar y tratar de entender”.
Musk dio un pequeño salto hacia delante, como si quisiera hablarle directamente. “Ya sabes, todavía lo estoy averiguando, como todo el mundo. Pero lo que sí creo es que la inteligencia y la curiosidad son algunas de las cosas más importantes que podemos tener. Nos ayudan a hacer del mundo un lugar mejor y a comprender el asombroso universo en el que vivimos”.
Los ojos de la niña brillaron con lágrimas mientras susurraba suavemente “Gracias”. La asistente, conmovida por el intercambio, estalló en aplausos.
Después de la sesión, Musk se acercó a la niña y a sus padres y les dedicó unos minutos más para hablar con ella. La animó a seguir haciendo preguntas importantes y a dejar de sentir curiosidad por el mundo.
Este momento conmovedor sirve como recordatorio de que incluso en el mundo de la innovación de alta tecnología y el descubrimiento científico, el espíritu humano, con su curiosidad infinita y su búsqueda de significado, sigue siendo el centro de todo.